LA ORACION QUE PREVALECE




“La oración del justo es poderosa y eficaz” Santiago 5:16

Hay dos clases de medios que son indispensables al recibir poder espiritual, el uno para influenciar a los hombres y el otro para influenciar a Dios. La verdad es empleada para influenciar al hombre, y la oración para mover a Dios. Cuando yo hablo del mover a Dios no quiero decir que la mente del Señor pueda ser cambiada por la oración, o que su carácter o su actitud cambien. Pero la oración produce tal cambio en nosotros y establece tales condiciones que sería inconsistencia de parte de Dios si no nos respondiera o no obrara a nuestro favor.

cuando un pecador se arrepiente este acto suyo hace pertinente que Dios lo perdone. Dios siempre ha estado listo a perdonarlo bajo tal condición, por lo tanto cuando el pecador cambia su actitud hacia Él, el Señor no necesita cambiar para perdonarlo. De igual manera cuando los creyentes oran eficazmente, el cambio producido en ellos hace que sea pertinente que el Señor los escuche. Él siempre ha estado dispuesto a derramar la bendición del Espíritu Santo sobre ellos bajo la condición de que su sentir y su oración sean correctos.

La oración es un eslabón esencial en la cadena de causas que conducen al poder espiritual, tanto como lo es la verdad. La oración que prevalece es la oración que obtiene la bendición que busca, la que efectivamente mueve la mano de Dios. Algunos buscan la verdad con mucho celo, pero hacen poco énfasis en la oración y no obstante se preguntan por qué logran tan poco éxito. Pasan por alto el hecho de que la verdad jamás producirá efecto por sí sola, sin el Espíritu de Dios, y que el Espíritu Santo nos es dado en respuesta a la oración ferviente.

A veces ocurre que los más comprometidos en emplear la verdad no son los más comprometidos en la oración. Esto siempre es triste porque a menos que tengan el espíritu de oración, la verdad por sí sola no hará más que sumir a los hombres en la impenitencia. Otros cometen el error opuesto. No es que hagan énfasis excesivo en la oración, pero subestiman el hecho de que la oración debe ser permanente por sí misma, y por ende no logran nada. El Señor siempre obra por el poder del Espíritu Santo a través de la verdad de su Palabra. Esperar que el Espíritu obre sin el empleo de la verdad es tentar a Dios.

Señor Jesús, si hubo alguna vez alguien perseverante en la oración, fuiste Tú. Ven a mi lado con tu verdad y tu Espíritu y enséñame lo que significa orar. Moldea de nuevo mi vida a través de la oración y abre la puerta del poder de lo alto como lo hiciste en el día de Pentecostés. Amén.

Charles Finney


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